Matías y la paga del año

El último día de curso antes de las vacaciones de Navidad, la profe de Matías les había estado relatando en clase la leyenda que cuenta cómo un hindú llamado Sessa inventó el ajedrez y se lo ofreció de regalo al gran rajá de la India.

Entonces a Matías se le ocurrió una idea estupenda. Como todos los principios de año, le tocaba discutir con sus padres la paga semanal que le iban a dar en casa durante el año. Así que le ofreció a su padre la siguiente posibilidad:

- Mira, papá, este año no quiero discutir con vosotros durante todas las navidades por un euro de más o un euro de menos, así que os propongo lo siguiente. Mañana, día 2 de enero, me dais de paga un céntimo de euro; al día siguiente el doble, es decir, dos céntimos; al día siguiente el doble, cuatro céntimos. Y así, durante el mes de enero me vais duplicando cada día la paga. Cuando se acabe este mes ya no os pido más dinero el resto del año, vamos, ni para unas chuches.

- A ver si yo te he entendido bien, Matías, que tú eres muy torpe en Matemáticas –le respondió el padre. - Mañana te doy 0,01 euros; pasado, que estaremos a 3, te doy 0,02 euros; el día 4 te damos 0,04 euros; el día 5 te corresponden 0,08 euros; al siguiente 0,16 euros… y así hasta que se acabe este mes de enero. Pero ya no te damos nada más el resto del año. Nada de nada.

- Lo has entendido muy bien, papá, y a la primera ¡qué listo eres!

- Pues nada hijo, esto no hace falta que lo consulte con tu madre. Aceptamos tu propuesta, pero luego no te quejes, que la idea ha sido tuya.

Y el padre se fue murmurando sobre lo poco que los maestros de hoy en día enseñan a los niños. Él, a la edad de su hijo, ya sabía hacer raíces cuadradas y, sin embargo, a su hijo ni siquiera le habían enseñado el valor del dinero.

Fueron pasando los días y Matías fue recibiendo su paga diaria.

El día 8 de enero se reanudaron las clases y Matías le contó a la profe el trato al que había llegado con sus padres. La profe sonrió y le dijo que para la próxima evaluación de Matemáticas se había ganado un sobresaliente.

Su padre, a partir del día 10 empezó a ponerse nervioso y tres días más tarde le pidió a un compañero de trabajo que le ayudase a calcular por cuánto le iba a salir la paga de Matías.

Y cuando se enteró, su cara cambió mil veces de color hasta quedarse blanca, más blanca que la nieve.

¿Sabrías explicar por qué el padre de Matías se quedó así?

¡Ah! y recuérdame que otro día te cuente la leyenda de Sessa, el inventor del ajedrez.